En mi barrio las asociaciones mueren de inanición, los bares se vacían de parroquianos. En el trabajo ya nadie se sindica, ni qué decir tiene que no conozco a nadie tan loco como para entrar en política.
Y así es como asistimos a un triunfo más del liberalismo, el triunfo final, la muerte de la colectividad y el triunfo del individuo como sujeto único de la sociedad.
Yo, yo mismo, mi valía, mis capacidades.
-Doctor, necesito mi ración de soma, mi dosis de colectividad.
-Túmbese en la cama, tres horas de móvil, Twitter e Instagram.
Y en esta victoria por goleada, en este triunfo del yo sobre el nosotros resurge hoy, como un coletazo de furia una de las pocas luchas que aún no han podido ser rotas, troceadas y repartidas individualmente en pequeñas porciones, a cada individuo su pequeña píldora, tiempo al tiempo...
Cada vez que oigo a alguien decir que no es machista ni feminista se me parte el alma, cada vez que oigo feminismo liberal me apena que pueda perderse todo el camino andado.
Y es que sí, todo, todo está relacionado. Dirán que hay que juzgar a las personas por su valía individual, intentaran sustituir la igualdad por equidad, tacharán de discriminatorias las políticas pro activas de género... y así será como, una vez más y en otro ámbito de la vida el individualismo se impondrá a la colectividad, una vez más triunfará el divide y vencerás.
Entonces preguntaré a las mujeres, una por una... y tú, ¿Qué puedes hacer para cambiar esto? y la única respuesta posible será: Nada...