sábado, 21 de julio de 2012

El quásar 3C 279

3C 279


Hace unos días me sorprendía la increíble resolución conseguida al fotografiar el quásar 3C 279 desde tres puntos distantes con tres potentes telescopios.

Con una resolución de aproximadamente un año luz, podrían sondear regiones del quásar interestelares, ( la distancia entre el sol y alfa centauri es de 4,4 años luz). Impresiona pensar que pueda observarse un objeto situado a 5500 millones de años luz con dicha precisión.

Y es que la luz que nos llega de allí ha estado viajando por el espacio una eternidad. Cuando 3C 279 emitió la preciosa imagen que hoy captan nuestros telescopios, a nuestro sol aun le faltaban unos 1000 millones de años para comenzar a brillar.
Pero, ¿qué es un quásar?, ¿por qué son tan luminosos? , ¿por qué están tan distantes?. Todas estas preguntas tienen relación con el desarrollo propio de las galaxias y sus respuestas han sufrido un giro de 180 grados en los últimos 15 años, con un descubrimiento tan increíble por parte de los astrónomos como es la presencia de un agujero negro supermasivo con la masa de millones de soles en el centro de cada galaxia.

Cuando la galaxia es joven, su centro es un auténtico enjambre de estrellas con una vida media insignificante a escala cosmológica. Es un verdadero frenesí de estrellas naciendo, consumiendo todo su combustible en pocos millones de años, chocando, y sí, siendo engullidas y alimentando a ese joven monstruo conocido como agujero negro. Cierto es que un agujero negro no deja escapar la luz, (obviamos en esta afirmación los haces de rayos X que son expulsados por éste  mientras se alimenta y que precisamente sirven para detectar su presencia), pero la materia descomponiéndose al acercarse a él es zarandeada de tal forma que eleva su temperatura y su velocidad hasta límites insospechados.

Un medio de detección de agujeros negros es analizar los cambios en las órbitas de estrellas próximas a ellos. Cuando pasan "cerca" de uno de estos gigantes pueden acelerar a velocidades relativistas, (de hasta un 2% de la velocidad de la luz). Pues sólo hay que imaginarse millones de estrellas, en un centro galáctico moviéndose a esas velocidades y siendo desintegradas por las enormes fuerzas allí presentes. La cantidad de energía que emiten en forma de luz es bestial. Eso es un quásar, los objetos más brillantes del universo. Si uno de estos quásares estuviera a 3 millones de años luz, de él nos llegaría tanta luz como de nuestro sol, que sólo de encuentra a unos 8 minutos luz de nosotros, pero entonces, ¿por qué están tan lejos?

Recreación de un pequeño agujero negro tragándose a una supergigante (se observa el haz perpendicular de rayos X)

Los quásares son objetos con un gran desplazamiento al rojo, lo que quiere decir que se encuentran muy lejos de nosotros y alejándose aún más. Esto se debe precisamente a que son galaxias jóvenes, en formación, con un gran agujero negro supermasivo en su centro alimentándose. Con el transcurso del tiempo, ese afán destructor del agujero negro tiene en realidad un carácter formador, moldeador. Es quien realmente da forma a la galaxia. El desenfreno que ocurre en la parte central de la galaxia, "empuja" al resto de estrellas hacia regiones periféricas, alejándolas del centro y dando lugar a galaxias maduras, espirales, con una distribución en la que el centro galáctico es una gran acumulación , abultamiento, de estrellas jóvenes y el resto se distribuyen en sus brazos en espiral. Para estos momentos el agujero negro supermasivo ha terminado su festín y la galaxia ya no es un quásar.


Es por esta razón que los quásares son tan lejanos. Al observar a 3C 279 en todo su esplendor, estamos viajando no sólo en la distancia, 50 000 trillones de kilómetros, (5x10Exp22), sino también en el tiempo, 5 500 millones de años. Probablemente 3C 279, ya no será un quásar, probablemente sea una galaxia espiral como la vía láctea o quizás ya no exista como tal al chocar con alguna otra galaxia cercana. Quizá hoy se publique en algún diario de algún planeta de 3C 279 una espléndida fotografía de la vía láctea cuando aún era un quásar.

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