miércoles, 25 de julio de 2012

Vacceos

Al pensar por dónde podía empezar el apartado histórico de este blog, el nombre Vacceos vino casi instantáneamente a mi cabeza, muy probablemente por aquello de que "la tierra" tira.

Englobado dentro de los pueblos celtas, al referirnos a éstos, la mente suele viajar al extremo norte peninsular, ocupado por Cántabros y Astures. Mucho menos conocidos que éstos, Los Vacceos, limitaron su extensión geográfica por el norte a los ríos Esla, Cea y Pisuerga, que sirvieron  de frontera con los anteriores.

Ocupando parte de la meseta norte peninsular, los Vacceos habitaban prácticamente todo Valladolid y zonas de las actuales Salamanca, León, Palencia, Ávila y Segovia. Pertenecían al pueblo celta de los Belóvacos y llegaron a la península al rededor del siglo VI a.C

Las primeras crónicas que hablan del pueblo Vacceo datan del siglo III a.C. El historiador griego Polibio, en su historia universal, en la que analiza las causas que llevaron a la hegemonía romana en la cuenca del Mediterráneo, menciona la toma por parte de tropas cartaginesas de las ciudades vacceas de Helmántica y Arbucala, las actuales Salamanca y Toro, (Zamora) en el 220 a.C

Los Vacceos dejaron  un legado que aún hoy se conserva en gran medida. Con poblaciones que rara vez superaban los 2000 habitantes, practicaban una agricultura colectivista de la cual se puede encontrar registro en textos del historiador griego Diodoro. La bonanza de la cuenca del Duero para el cultivo del cereal es una constante que ha permitido el sustento de toda una comarca desde la época vaccea hasta hoy. No en vano, gran parte del territorio que antiguamente ocupó este pueblo recibe hoy el nombre de "tierra de campos". Otro legado vacceo que todavía podemos observar en muchos pueblos de la zona son las construcciones de adobe, ( ladrillos de barro y paja secados al sol), que si bien es un elemento constructivo utilizado en muchas culturas, cierto es que en la península ibérica su uso se ha delimitado principalmente a esta zona.
 
La romanización total de este pueblo llegó de la mano de los generales Quinto Fabio Flacco y Tiberio Sempronio Graco, al rededor del año 180 a.C, quienes sometieron a gran parte de los pueblos celtas, quedando como últimos núcleos de resistencia los Cántabros al norte.

Con la romanización y la construcción por parte de estos de un gran número de calzadas, la meseta norte vivió un repentino auge de su comercio. Especial importancia tuvo para esta zona la ruta de la plata, que la conectaba con el sur peninsular a través de la actual Extremadura. Existen indicios que permiten pensar que esta ruta ya era utilizada por los vacceos en su comercio con el antiguo reino de Tartessos para intercambiar cereal por estaño.

Los principales núcleos poblacionales Vacceos eran castros, similares en forma a los gallegos, (un buen ejemplar de estas construcciones lo podemos encontrar en el "castro de santa tecla", en la provincia gallega de Pontevedra).  Con casas circulares , en el caso vacceo de adobe, distribuidas de forma rectangular, los castros se situaban en lo alto de cerros y quedaban protegidos con pequeñas murallas que los rodeaban. Las tierras de labranza quedaban fuera del recinto amurallado, hecho que proporcionó excelentes ventajas a los romanos en los asedios a alguna de sus ciudades.

Uno de los restos arqueológicos Vacceos mejor conservados corresponde al yacimiento vallisoletano de Pintia, en el extremo oriental de la provincia. Con restos arqueológicos Vacceos, romanos y visigodos, son los primeros los de mayor importancia. En Pintia se pueden encontrar distintas áreas funcionales de un asentamiento vacceo: el hábitat, la necrópolis (cobra especial importancia en la cultura vaccea el rito funerario), un presunto santuario y un barrio artesanal.
Recreación de un funeral vacceo en Cea, León

En definitiva, es en la cultura vaccea en la que deben buscar sus orígenes los habitantes de la cuenca media del Duero. Al viajar hoy por esa zona y ver las enormes llanuras de campos ocres de trigo, la bonanza con las que el sol de la meseta los baña y ese tiempo interminable, que en algunos de sus pueblos prácticamente abandonados parece detenerse, podemos imaginar un mundo prerromano que, en ciertos aspectos ha perdurado por más de dos milenios.

1 comentario:

  1. Donde se pongan unos buenos íberos de Porcuna y alrededores, que se quiten esos vacceos. Con cariño

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